Sentirte bien empieza por lo que elegís para vos.

Durante años nos hicieron creer que la ropa interior era algo que se usaba para gustar. Para verse sexy, para conquistar, para "estar linda por si acaso". Pero con el tiempo vamos entendiendo que el verdadero placer está en otra parte.

Está en ponerte ropa interior que te haga sentir bien, con vos. Aunque nadie lo vea. Aunque no haya una razón especial. Aunque sea un día cualquiera.

Porque cuando lo que tenés puesto no aprieta, no incomoda, no te recuerda todo el día que está ahí… Te olvidás. Y ahí es donde empieza la magia. Te concentrás en vos, en tu día, en tus ganas. Te parás distinto. Caminás distinto. Pensás distinto.

Muchas veces pensamos que el amor propio tiene que ver con grandes gestos: una tarde de spa, una escapada, una prenda nueva. Pero también está en lo cotidiano, en lo invisible.

Estar cómoda también es una forma de quererte.

Ese detalle tan chiquito —una bombacha que no molesta, un corpiño que no marca— puede parecer insignificante. Pero no lo es. Puede cambiarte el humor, el ánimo, la manera en que te hablás.

Hay algo muy poderoso en elegirte. En priorizar tu comodidad, en conocer tu cuerpo, en respetar lo que necesitás. En que tu ropa interior sea un espacio seguro y aunque nadie lo note vos lo sabés. Y eso es suficiente.

Escuchá a tu cuerpo.

Hay ropa interior que "deberíamos tener". Moldería que "nos tendría que quedar bien". Pero cuando empezás a escucharte, a entender qué te queda bien a vos (y no al cuerpo que ves en Instagram), ahí pasa algo distinto. Te empezás a mirar con otros ojos.

Y la ropa interior puede ser parte de ese cambio: una forma de aceptarte tal como sos, con tus curvas, tus marcas, tus medidas.

No hace falta un motivo especial

Podés usar esa bombacha linda hoy. Ese conjunto que te hace sentir increíble, que guardas para “una ocasión especial”. Porque no se trata de una fecha, ni de una persona, ni de un evento. Se trata de vos.

El amor propio también se entrena. Y como todo hábito, empieza por las cosas más simples. Una de ellas es elegir cada día lo que te haga sentir bien con vos misma. 

Que tu ropa interior te abrace. Te acompañe. Y te recuerde, incluso en lo más cotidiano, que merecés sentirte bien con vos.